
Esto empieza a ser una costumbre. Quique y yo buscamos la ocasión para escaparnos los dos solitos esquiar un día a Valdelinares. Buen ambiente, buena temperatura (un poco de viento arriba) y no parar de esquiar desde que abren las pistas hasta que las cierran. (salvo las cervecitas de rigor y un rato para comer)

Quique en todo su esplendor…
