Creo que voy entendiendo un poco a los alemanes cuando parecen tan frios. Es una defensa contra los sentimientos que aquí en España no tenemos. Fuimos a dejar a Ann en el aeropuerto, he de reconocer que yo estaba hecho un flan, pero no se soltó ni una lágrima. La sonrisa y la (aparente) serenidad de «la rubia» lo hicieron todo ¿más fácil?.
Ya entró en la zona de puertas y nos fuimos…casi todos. Yo había ido en moto y empezó a granizar y llover de una forma incrible. Al final el aeropuerto se cerró al tráfico y el avión de An tardo casi tres horas más en salir. Perdió el enlace en Alemania, pero lo resolvió todo.
Yo sí lo pasé mal…
Y adiós….con una sonrisa