Esto ya es algo que no se da mucho desde que en 2.007 llegó la crisis: salir a comer. NO es que hubiese nada que celebrar, pero es que había ganas y punto. Cuesta dinero, pero a veces vale la pena. Y si no, mirad las caras de felicidad de todos.
Aquí estamos los «mayores» orgullosos de tenernos los unos y los otros.
Y aquí la chavalería. Están contentos de estar juntos. Se les ve cara de buenas personas. Y lo de el brazo de Javier fue por rotura de escafoides jugando al basquet.
No podía dejar de hacerme fotos con estos pivones.
Pero mejor todavía hacerlo con estos «bollicaos» en plan «Los Angeles de Charlie. Jeje




